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Curiosidades

El castillo del amor no correspondido

El castillo del amor no correspondido Un pequeño y solitario letón trabajaba principalmente de noche, bajo el aire húmedo de Florida, para levantar un monumento a un amor que nunca sería suyo. Desde 1920 hasta 1940, el menudo Edward Leedskalnin (media solamente 1,65 metros de estatura y pesaba 50 kilos) talló grandes bloques de coral que pesaban nada menos que treinta toneladas, empleando técnicas que sólo él conocía. El resultado, que parece más fundido o moldeado que tallado, continúa asombrando a los arquitectos y a los ingenieros, así como a los cien mil turistas que acuden allí en tropel todos los años.
El objeto del amor y el trabajo de Leedskalnin era una novia adolescente a la que siempre llamó Sweet 16. Desdeñado el día antes de la boda, salió de Letonia y se estableció en Florida. Empleando los bloques del lugar que tenía al alcance, Leedskilnin empezó a construir el Castillo de Coral sobre diez acres de tierra, esperando presumiblemente atraer hacia América a su reacia amada.

Ella no fue nunca allí, pero Leedskalnin continuó tercamente su trabajo, envolviendo en un aura impenetrable de misterio y majestad su único proyecto. Nadie supo cómo había levantado y cargado sobre su camión descubierto los gigantescos bloques de coral, ni cómo les daba forma y colocaba en su sitio, equilibrando en una ocasión tan delicadamente una plancha de nueve toneladas que se abría tocándola con un solo dedo. Si acudía algún visitante, Leedskalnin interrumpía su trabajo y lo continuaba cuando se marchaba aquél.

Leedskalnin se llevó sus secretos a la tumba cuando murió en 1951, aunque dejó entrever que se relacionaba con las técnicas empleadas para construir la Gran Pirámide de Keops. Lo único que decía francamente era que había vencido las leyes naturales del peso y el equilibrio.

Leedskalnin fue menos afortunado en el amor. Hace varios años, alguien se puso en contacto con Sweet 16 y le preguntó si le gustaría visitar el Castillo de Coral. «Si él no me interesó a los dieciséis años -respondió-, no va a interesarme a los ochenta.»

Aproximadamente ocho mil visitantes acuden hoy a contemplar su obra todos los meses, maravillándose ante prodigios tales como un modelo de Saturno de dieciocho toneladas, con sus anillos, colocado sobre paredes de tres pies de grueso. Marte, también representado por un globo de coral de dieciocho toneladas, aparece inmovilizado en su órbita a poca distancia.

Monumento construido por amor, recuerda el Taj Mahal, de Agra, India, tumba que se considera el edificio más hermoso del mundo. Fue construido por el emperador mogol Shah Jehan para su esposa favorita Mumtaz Mahal. Pero el Taj Mahal fue construido por cientos de trabajadores especializados, ayudados por los tornos y grúas empleados para edificar los maravillosos palacios mogoles, por fondos ilimitados y un ejército de proveedores y largas recuas de bueyes para transporte, mientras que el Castillo de Coral fue construido de noche... por un solo hombre. 

                           

Un misterioso lenguaje perdido: Lenguaje del abanico

Un misterioso lenguaje perdido: Lenguaje del abanico

Este lenguaje era usado para comunicarse los amantes en tiempos mas discretos y, porque no decirlo, romanticos.

1. Abanicarse rápidamente. Te amo con intensidad.

2. Abanicarse lentamente. Abanicarse de forma pausada, significa soy una señora casada y me eres indiferente. También si se abre y cierra muy despacio significa esto.

3. Cerrar despacio. Este cierre significa un "Sí". Si se abre y cierra rápidamente significa, "Cuidado, estoy comprometida".

4. Cerrar rápido. Cerrarlo de forma rápida y airada significa un "No".

5. Caer el abanico. Dejar caer el abanico significa: te pertenezco.

6. Levantar los cabellos. Si levanta los cabellos o se mueve el flequillo con el abanico significa que piensa en ti, que no te olvida.

7. Contar varillas. Si cuenta las varillas del abanico o pasa los dedos por ellas quiere decir que quiere hablar con nosotros.

8. Cubrirse del sol. Significa que eres feo, que no la gustas.

9. Apoyarlo sobre la mejilla. Si es sobre la mejilla derecha significa "Si". Sobre la mejilla izquierda es "No".

10. Prestar el abanico. Si presta el abanico a su acompañante, malos presagios. Si se lo da a su madre, quiere decir "Te despido, se acabó".

11. Dar un golpe. Un golpe con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.

12. Sujetar con las dos manos. Si sujeta el abanico abierto con las dos manos, significa "es mejor que me olvides".

14. Cubrirse los ojos. Con el abanico abierto, significa "Te quiero". Si se cubre el rostro puede significar "Cuidado, nos vigilan.

15. Pasarlo por los ojos. Si se pasa el abanico por los ojos significa, Lo siento. Si cierra el abanico tocándose los ojos quiere decir, "Cuando te puedo ver".

16. Abrir el abanico y mostrarlo. Significa, "Puedes esperarme".

17. Cubrirse la cara. Cubrirse la cara con el abanico abierto, significa: Sígueme cuando me vaya.

18. A medio abrir. Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir "Puede besarme".

19. Apoyar los labios. Si apoya los labios sobre el abanico o sus padrones, significa desconfianza, "No me fío".

20. Pasarlo por la mejilla. Significa, "Soy casada".

21. Deslizarlo sobre los ojos.

Significa: "Vete, por favor".

22. Mano izquierda. Llevarlo en la mano izquierda quiere decir: "Deseo conocerte". Moverlo con la mano izquierda significa: "Nos observan".

23. Mano derecha. Llevarlo o moverlo con la mano derecha, significa: "Amo a otro".

24. Pasarlo de una mano a otra. Significa, "Estás flirteando con otra" o "Eres un atrevido".

25. Girarlo con la mano derecha. Significa: "No me gustas".

26. Tocar la palma de la mano. Quiere decir: "Estoy pensando si te quiero".

27. Sobre el corazón. Apoyar el abanico abierto sobre el corazón o el pecho, quiere decir: "Te amo" o "Sufro por tu amor".

28. Darse en la mano izquierda. Darse un golpe con el abanico cerrado en la mano izquierda significa "Ámame".

29. Mirar dibujos. Mirar los dibujos del abanico, quiere decir: "Me gustas mucho".

30. Bajarlo a la altura del pecho. Significa: "Podemos ser amigos". También dejarlo colgado, quiere decir "Seremos amigos".

31. Cerrarlo sobre la mano izquierda. Quiere decir: "Me casaré contigo".

32. Saldré. Ponerse en el balcón con el abanico abierto o salir al balcón abanicándose. También entrar en el salón abanicándose.

33. No saldré. Dejarse el abanico cerrado en el balcón, salir al balcón con el abanico cerrado, o entrar en el salón con el abanico cerrado.

34. Arrojar el abanico. Quiere decir: "Te odio". o "Adiós, se acabó".

35. Presentarlo cerrado. Significa: "¿ Me quieres ?".

36. Sobre la oreja. La izquierda, "Déjame en paz no quiero saber nada de ti". La derecha, "No reveles nuestro secreto".

37. Contar o abrir cierto número de varillas. La hora para quedar en una cita, en función del número de varillas abiertas o "tocadas".